El uso de los ‘Props’, un regalo maravilloso de B.K.S. Iyengar

Dicen que los antiguos yoguis utilizaban troncos de madera, piedras, cuerdas y demás objetos que encontraban en la naturaleza para ayudarse a lograr la máxima eficacia en la práctica de las asanas. Yogacharya Iyengar se inspiró en ellos y en su experiencia, empatía y ganas de ayudar a los demás para inventar una serie de accesorios que hacen las posturas accesibles a pesar de las limitaciones y condiciones del alumno y que permiten permanecer en ellas con facilidad y durante más tiempo, sin tensiones.

Yogacharya Iyengar, nuestro gran maestro nos enseñó a practicar el yoga con la curiosidad e ilusión de un niño y es de esta manera como me ha gustado y me sigue gustando usar los props porque así no dejarán nunca de iluminarme. Quizá suene exagerado hablar de los props en estos términos pero desde mi experiencia estos soportes nos aportan luz si practicamos con curiosidad y dejamos de verlos como simples objetos mantas, bloques, cinturones etc. y pasamos a verlos como llaves que nos abren puertas para descubrir. Suena a publicidad de Navidad y es que esta época inspira a renacer y el yoga nos hace sentir así tantas veces.

Cuando empezé con el yoga los props me enseñaron que esta práctica no era solo para aquellos privilegiados que disfrutaban de una flexibilidad envidiable y no tenían miedos. Descubrí gracias a props y a mis profesores y el uso inteligente que hacían de estos soportes, que podía mejorar y superar mis miedos. Con una práctica inteligente, las mantas, cuerdas, bloques, cinturones, sillas y demás accesorios cobran vida, despiertan nuestros ojos interiores y nos hacen sentir. Están ahí para ayudarnos con algo y no para complicarnos. Su uso siempre facilita aunque no siempre significa que nos haga la postura más fácil. En muchas ocasiones hacen que la práctica sea mas intensa porque no están solo pensados para hacer una postura más cómoda sino para ayudarnos a profundizar y a despertar algo. Si es verdad que a veces el despertar no es cómodo. También hacen posible realizar una postura o una acción que sin su ayuda sería imposible o nos haría daño. En realidad un accesorio de yoga puede ser cualquier objeto que ayude a estirar, fortalecer, relajarse o mejorar la alineación del cuerpo. Su uso nos permite prolongar la permanencia en una postura y conservar la energía para disfrutar al máximo de sus múltiples beneficios. Gracias a estos accesorios podemos practicar las asanas de un modo más relajado, sin despilfarrar las energías y equilibrando el cuerpo y la mente tanto de forma activa como pasiva. Su valor es incalculable especialmente en personas que sufren enfermedades o lesiones. Practicando de manera inteligente con el uso de estos apoyos activamos los músculos, tonificamos los órganos, mejoramos la circulación sanguínea y la capacidad respiratoria aliviando el estrés innecesario o la tensión física y mental. Cuando estamos cansados, practicar con accesorios de apoyo es muy gratificante. Nuestro sistema nervioso se relaja, el cerebro se calma y nos sentimos renovados. Gracias a esta gran aportación al yoga, nuestras limitaciones no son un obstáculo sino una oportunidad para explorar y descubrir, para sentirnos mejor, para superarnos y progresar. No dejan que nos rindamos ni nos conformemos. Los props se convierten en armas para no abandonar nunca las ganas y voluntad para luchar. Nos ayudan a mantener la esperanza y la Fe. En su libro “el árbol del yoga” nos dijo “La experiencia misma de vivir le insta a que viva como una persona mejor de lo que es. Ésa es la chispa divina de la fe.”

Yogacharya Iyengar nos enseñó a despertar el ojo interior y vaya si nos ayudan los props con esta tarea. Son nuestros profesores silenciosos como los llamaba el. Por una parte nos ayudan a tomar conciencia de determinadas acciones o partes del cuerpo que están digamos adormecidas, nos llaman la atención y nos dejan huella como el simple uso de un bloque en la zona del sacro en setubandha o en la zona de los omóplatos en una postura tumbada. Las posturas reconstituyentes supinas con soporte bajo la espalda estimulan al pecho a elevarse y a los pulmones a abrirse recibiendo así una mayor cantidad de oxígeno. Por otra parte nos ayudan a entender y a mantener la correcta alineación usando por ejemplo la pared en las posturas de pié. Además, el uso de cuerdas, de bloques, de sillas, de mantas etc. en tantas posturas nos permiten liberarnos de la tensión innecesaria y nos abre las puertas para guiar nuestros sentidos de la percepción, usar nuestros ojos internos para observar cada parte del cuerpo, existir en todas la partes del cuerpo, llevando la mente hacia el interior y agudizando así la inteligencia. Aunque en una postura miremos hacia arriba como por ejemplo en Uthitha Trikonasana o hacia un lado como en Virabhadrasana II, la mirada no se enfoca en esa dirección externa sino hacia el interior. Desconectamos los ojos de lo externo, los ojos permanecen pasivos y la mirada se dirije hacia el interior. Los órganos de los sentidos se relajan, los sentidos de percepción se vuelven hacia el interior, la energía se equilibra uniformemente en el cuerpo, el cerebro se vacía, nos sentimos serenos, estables, en perfecto equilibrio.

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